lunes, 24 de marzo de 2014

Lazarillo del siglo XXI

Me llamo Johnatan y tengo 12 años, nací el 15 de mayo de 2002, soy el mayor de mis tres hermanos, mi hermano se llama Manuel tiene 8 años y mi hermana Yolanda tiene 10 años.

Nací en pueblo de Murcia, la Majada porque mis padres estaban allí de viaje, pero actualmente vivimos en el conocido asentamiento del Vacie. Mi padre se llama Manuel tiene 37 años, ahora mismo se encuentra en prisión por contrabando de drogas y asaltos en farmacias, mi madre se llama Lorena tiene 34 años es adicta y consume muchas drogas como la maria o el jachis, mis hermanos y yo hemos padecido de la enfermedad del síndrome de abstinencia, pero gracias a la pequeña ayuda que recibimos de los médico de la seguridad social ya estamos bien.

Mi día a día es muy duro, tengo que estar pendiente de mi madre para que no consuma, quiero que lo deje ya, ya que sino pronto podrá morir y además tengo que encargarme de mis hermanos.Estoy cansado ya de tener siempre las mismas responsabilidades y sin recibir ni la mas mínima ayuda de nadie, mi familia me necesita lo sé pero yo necesito liberarme un poco tan solo soy un niño de 12 años que quiere disfrutar, jugando con sus amigos y pasarlo bien, por eso decidí marcharme durante unos días y cuando volviera ver como a progresado mi familia sin mi.

Primero me dirigí a la cárcel a visitar a mi padre y contarle que durante unos días no iba a permanecer junto a mi madre y a mis hermanos. Cuando termine la visita con mi padre me fui a conocer aquello que llamaban el centro donde se encontraban todos los monumentos mas preciados de los antiguos y que por mis circunstancias familiares yo hasta ese día no pude ver. Me encantó cuando vi aquella torre alta y que en lo mas alto de ella había un giraldillo, desde luego la curiosidad que había en mi me ayudo a subir a conocer lo que había en los mas alto y que cuáles eran las vistas. Cuando me dirigí hacia la entrada descubrí que se encontraba dentro de otro maravilloso monumento, la pena es que yo no entendía nada. No puedo estudiar, mis situación familiar me lo impide. Descubrí que había carteles al lado de cada monumento y me dispuse a leerlos, pero no me acordaba que yo no se leer, que tampoco puedo aprender a leer porque no puedo ir a la escuela. Tan solo me acercaba a ellos para observarlos hasta que me topé con la entrada de aquel fantástico y apreciado monumento al que llamaban Giralda. Subí hasta el final, las 34 rampas que tiene, llegue un poco cansado pero cuando descubrí las maravillosas vistas que tenía. Cualquier esfuerzo era poco, me di cuenta como desde tanta altura se podía observar todo nuestra ciudad de Sevilla aquella que por ahora yo no conozco del todo. Me encantaron esas vistas pero era la hora de comer y yo tenia hambre así que una pareja de ancianos que conocí bajando de la giralda les conté cual era mi situación y fueron tan amables de invitarme a comer. Comimos en un bar, aquello para mi era un restaurante de 1 categoría, aquellos a los que solo van la gente de clase alta, te lo servían todo por delante y además de todo te daban diferentes especialidades y clases de comida para elegir a tu gusto o preferencia, aquello fue magnifico. Terminamos de comer y ahora como todo el mundo es la hora de echarse a dormir mientras ves un rato la televisión. La anciana se llamaba María y él Pedro, son gente encantadora y mas tarde me invitaron a pasar ese rato de siesta con ellos ya que no tenia donde ir y hacia mucho frío en la calle. Pase toda la tarde con ellos y luego jugamos juntos a varios juegos de mesas, todo es fantástico. En todo ese tiempo me estuve acordando de mi familia y sabia que no podía dejarlos solo durante mucho tiempo ya que ellos son lo único que tengo en esta vida, así que muy agradecido me despedí de María y Pedro y marche a mi casa.

Durante todo el camino estuve reflexionando de como tenia que reaccionar si cuando llegase a casa todo esta peor de lo que lo deje o mejor, de la de cosas y gente que había conocido en tan solo un día y durante unas horas, ya tenía algo que poder enseñarles a mis hermanos.


Regrese a casa, a la misma y pesada rutina, pero siempre hay que ser positivo es lo que tengo y tengo que valorarlo sea bueno o malo. Dentro de lo cabe todo parecía estar con total normalidad.

Les conté a mi madre y mis hermanos donde había estado y que había estado haciendo en todo el tiempo que no había permanecido en casa junto a ellos. Estuvimos charlando todos, cenamos juntos y todo como antes. Mandé a mis hermanos a la cama y mas tarde a mi madre. Cuando todos estaban acostados me dedique a recoger la casa y limpiarla y me acosté.

Fue un día agotador, pero me acosté con una sensación extraordinaria como nunca antes me había pasado, me acosté con esa sensación que te entra cuando sientes que has aprovechado el día y que has hecho cosas de buen provecho, que te vas a la cama con esa sonrisa de oreja a oreja que es hasta contagiosa, sin ninguna duda el mejor día de mi vida.


Al día siguiente me levanté y me dispuse a preparar el desayuno y las mochilas de mis hermanos para el colegio. Cuando se fueron mis hermanos al colegio tuve una brillante idea, me vestí cogí a mi madre y nos fuimos en busca de trabajo pensé que esa seria la forma mas sencilla de estar unas horas fuera de casa, conociendo otros sitios y barrio de Sevilla, así mi madre podía despejarse un poco de tanto enganche. Buscando y buscando encontramos trabajo en un pequeño supermercado, mi madre de cajera y yo reponiendo las estanterías. No es de lo mejor y lo que mas se cobra pero para empezar no estaba nada mal, cobramos un poco de dinerillo para poder comer pero lo suficiente, no necesitábamos mas.